Siempre hay en la serie una postura que nos desafía más que las demás. En la serie de Ashtanga Vinyasa puedo nombrar varias, pero esta es la reina.
Tuvimos distintas estadías..
Cuando empecé a practicar me daba terror subir. Llegaba el momento y parecía que sería el fin del mundo. A veces intentaba evitarla y me decía a mí misma: “Hoy no es apropiado”, “Me duele la cabeza”, “Me duele el cuello”..
Cuando empecé a hacerla con asistencia, la amé. Mi maestra siempre me hizo sentir segura, y comencé a tomar confianza. Ya no odiaba el momento de subir.
El tema fue la práctica en casa. Empecé a usar la pared, pero sabía que no era la mejor opción. Una vez me caí, incluso usando la pared. Desde entonces todo me costó enormemente. Entonces, comencé a temer hacer la postura sola en la shala, me torturaba pensar que podía caerme encima de mis compañeros y lastimándolos.
Pero el camino de Sirsasana –y del Yoga mismo– es revelador. Mientras te preparás para subir, te tomas desde los codos, bajás los brazos y fijás la cabeza. Sabés que ella tiene que estar a penas apoyada, que los brazos son los que nos soportan. Que los abdominales son los que suben las piernas, y que pase lo que pase, hay que ir despacio. DESPACIO.
Cuando logré subir por primera vez sola, sin asistencia, lo hice hasta la mitad del recorrido. Deje mis piernas en 90º y no podía subir más. Dentro mío sentía cómo el miedo crecía, y crecía. Me sentí desnuda, helada, las piernas me pesaban como si fueran de hielo. Pero me quedé, sintiendo todo ese frío. Mi corazón se congelaba. Yo respiré.
Es la postura en la que más presente puedo estar. El equilibrio requiere que estemos despiertos. Observar en silencio, respirando, sintiendo el cambio, milímetro por milímetro. El tiempo pasa tan lento, que hasta parece desaparecer. Sos vos, y luego no sos. Es como que todo se funde en una sola esfera de no-cuerpo. Sentís. Tus ojos están abiertos, pero no ves. SENTÍS.
Gracias Sirsasana <3
~ Jesica Fussoni
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